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Nightcrawler (2014)

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Una de las listas más recurrentes en las semanas previas a los Oscars es la de aquellas películas que se han quedado fuera de la carrera por la estatuilla dorada injustamente. Y aunque no tengo datos concretos, estoy seguro de que ‘Nightcrawler’ fue una de las más reivindicadas en la edición que se celebró el pasado mes de febrero. Tanto la película en sí como Jake Gyllenhaal debieron entrar en las nominaciones, sobre todo teniendo en cuenta que se colaron mediocridades como ‘The Imitation Game’. Sin embargo, ‘Nightcrawler’ se tuvo que conformar con la nominación al guión original, una especie de premio de consolación que ni siquiera pudo ganar, ya que se lo arrebató ‘Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia)’. Para mí, otra injusticia.

En fin, la vida y el cine no se acaban en los Oscars, y afortunadamente somos muchos los que nos salimos del camino marcado por los premios y nos aventuramos a seguir recomendaciones de gente en la que confiamos. Así es como llegué a ‘Nightcrawler’, el diario nocturno de un autodidacta llamado Lou Bloom que descubre su verdadera vocación cuando es testigo de un accidente de tráfico. No, no quiere ser médico, bombero o policía, sino algo mucho más siniestro: periodista. Y si veis la película comprobareis que calificar la profesión de periodista como siniestra no es ninguna exageración.

A partir de esa noche, Lou recorrerá las calles de Los Ángeles (una ciudad que «parece de verdad») al volante de su modesto vehículo, escuchando la frecuencia de la policía e intentando llegar antes que nadie al lugar donde se haya producido el hecho más trágico posible: accidentes, robos, tiroteos, suicidios, violaciones y otras desgracias. En cuanto se produce una —y Los Ángeles es una mina— Lou pisa a fondo el acelerador para plantarse en la escena del crimen con una cámara y grabarlo todo; cuanta más sangre, mejor, cuanto más zoom, mejor, cuanto más morboso, mejor. Luego irá a vender el material a la jefa de informativos de un canal de televisión local y en breve la ciudad entera será testigo de unas imágenes que les harán vomitar el desayuno, pero de las que no podrán quitar ojo.

Frialdad extrema

La interpretación de Jake Gyllenhaal es simplemente espectacular. Con aspecto demacrado y unos ojos saltones que apenas parpadean, Lou Bloom es la siguiente evolución de los consumidores de sensacionalismo: un público que siempre quiere más, al que ya no le sacia cualquier tragedia, que quiere subir el listón de su propia sensibilidad hasta convertirse en un ser anestesiado incapaz de mostrar pena, tristeza ni indignación. Lou sabe que la base del éxito es permanecer impasible en situaciones de tensión; donde otros se derrumban, él sigue impertérrito, sin que le afecten palabras tan sobrevaloradas como ética o moralidad. Sólo hay dos ocasiones en las que pierde los nervios —una llevado por la ira y otra por la euforia— pero se permite hacerlo porque nadie le está mirando. Y esa frialdad pone los pelos de punta.

Pero, como bien nos enseña el debutante Dan Gilroy, Lou Bloom no es el único que hace gala de una falta de humanidad extrema. Aún es peor el comportamiento de esa despreciable explotadora de morbo llamada Nina Romina (Rene Russo). Es muy reveladora la escena en que Nina les dice a los presentadores del telediario —un par de títeres— cómo deben narrar el suceso que les ha traído Lou, construyendo el suspense como si se tratara de una película de terror y dándoles continuas indicaciones por el pinganillo para lograr el deseado efecto de alarma social. Porque Nina, angustiada por conservar su trabajo, sabe que cuando más suben las audiencias no es cuando hay un tornado que mata a tres mil personas en una región asiática de nombre impronunciable, sino cuando le pegan una paliza a un vecino del barrio porque ha intentado echar a unos ladrones. En otras palabras: porque los protagonistas de este crimen podrían haber sido ellos.

Así que no importa lo que decidiera la Academia de Hollywood: Dan Gilroy supo rodar una película que va directa al grano pero que al mismo tiempo sabe mantener la incertidumbre. Mi única pega hacia ‘Nightcrawler’ es el uso de la banda sonora, compuesta por James Newton Howard, ya que estropea algunos momentos en los que quizá habría sido mejor optar por el silencio. Pero es un detalle insignificante dentro de un film redondo, con un final inesperado por ser políticamente incorrecto. Y en cuanto al Oscar para Jake Gyllenhaal, paciencia, que ya le llegará. De hecho, las primeras imágenes de ‘Southpaw’ invitan a pensar que esta vez sí le tendrán en cuenta.

Ficha técnica(+)

Título original: ‘Nightcrawler’. Dirección: Dan Gilroy. Reparto: Jake Gyllenhaal, Bill Paxton, Rene Russo, Kevin Rahm, Riz Ahmed, Kathleen York, Ann Cusack, Michael Hyatt, Price Carson. Duración: 117 minutos. País: Estados Unidos.

Otras críticas

“Bloom es un producto de la circunstancia y un perfecto engranaje social. Tarde o temprano tenía que aparecer alguien como él” (Rafa Martín, ‘Las Horas Perdidas’). (+)

“La sátira que se hace de la competitividad laboral es tan brutal como implacable” (Alberto Sáez Villarino, ‘El Antepenúltimo Mohicano’). (+)

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