Saltar al contenido

El fantasma y la señora Muir (1947)

El fantasma y la señora muy critica

El fantasma y la señora muy critica

«¡Cómo te habría gustado el Cabo Norte, y los fiordos bajo el sol de medianoche, y navegar junto al arrecife en Barbados donde el agua azul se torna verde; y hacia las Falkland, donde la galerna del sur desgarra el mar entero y lo vuelve blanco! Lo que nos perdimos, Lucia… lo que nos hemos perdido».

La esencia de ‘El fantasma y la señora Muir’ queda resumida en el párrafo anterior. Es el lamento del capitán Gregg al despedirse de su querida Lucia (léase en italiano) cuando comprende que ha sido derrotado en la batalla entre fantasía y realidad. La escena no aparece en la novela original de R.A. Dick, sino que fue incluida por Philip Dunne y Joseph L. Mankiewicz para que hiciera de bisagra entre el inicio, propio de una inofensiva comedia romántica, y el final, mucho más sombrío y melancólico.

Este mensaje recuerda al que nos envía Woody Allen en ‘La rosa púrpura de El Cairo’: como humanos, tendemos a ser miedosos y conservadores, de manera que cuando se nos presentan dos caminos en la vida solemos escoger el que nos parece más lógico, aunque ello suponga renunciar a nuestros sueños. Si Mia Farrow se quedaba con el actor de carne y hueso aunque en realidad estuviera enamorada del personaje de ficción, la señora Muir (Gene Tierney) descarta al fantasma del capitán Gregg (Rex Harrison) en favor de un tipo aburrido y taimado (George Sanders), cuyo único mérito es… ser real.

En la decisión de la señora Muir hay matices, por supuesto. Se entiende. Para empezar, es una mujer que se ha quedado viuda con una hija pequeña a su cargo (Natalie Wood en uno de sus primeros trabajos) y necesita una estabilidad económica que el capitán Gregg no le puede proporcionar. Por lo tanto, no se le puede culpar de elegir el camino fácil, porque es el mismo que habría escogido la mayoría de los espectadores. Nada que reprochar.

Pero es que el objetivo de la película no es culpar a la señora Muir de su decisión, sino advertirnos de que las consecuencias pueden ser devastadoras. Tanto como para terminar viviendo sin la capacidad de soñar, esperando que llegue algo que nos saque del vacío existencial, cuando fuimos nosotros quienes dejamos que el tren pasara de largo.

Belleza y melancolía

Por dura que sea, la escena en cuestión es de una gran belleza. El capitán Gregg se despide de Lucia con un monólogo desgarrador, recitado por Rex Harrison con su voz de barítono y su dicción de Cambridge. Hay rencor en sus palabras, pero sobre todo resignación por no haber podido convencerla de que sí, querida Lucia, hay otros mundos mejores que el terrenal.

Desde ese día, la señora Muir saldrá por las noches al balcón de su casa de Gull Cottage por si el capitán viene a buscarla, pero sus esperanzas se irán marchitando hasta preguntarse si no habrá sido todo fruto de su imaginación; si no estará sintiendo nostalgia por un amor que nunca llegó a conocer.

La fantástica interpretación de Gene Tierney (agraciada con uno de los escasos personajes que favorecieron sus aptitudes), la preciosa banda sonora de Bernard Herrmann y la fotografía etérea de Charles Lang redondean una película que va del rosa al negro (o mejor dicho, al gris brumoso de Gull Cottage). Delicada sin ser cursi y certera sin ser maniquea, ‘El fantasma y la señora Muir’ fue el primer gran triunfo de Joseph L. Mankiewicz como director, con un éxito de crítica y público que se tradujo en una reposición en forma de serie televisiva a finales de los años sesenta.

CALIFICACIÓN

Ficha técnica(+)

Título original: ‘The Ghost and Mrs. Muir’. Dirección: Joseph L. Mankiewicz. Guión: Philip Dunne, basado en la novela de R.A. Dick. Reparto: Gene Tierney, Rex Harrison, George Sanders, Edna Best, Vanessa Brown, Anna Lee, Robert Coote, Natalie Wood, Isobel Elsom, Victoria Horne. Duración: 104 minutos. País: Estados Unidos.

Otras críticas

«Joya del cine romántico y del cine en general de todos los tiempos. Para enternecer a los duros y complacer a los más sensibles» (Mr. Sambo, ‘Cinemelodic’). (+)

«Película sutil, elegante y delicada (y estos adjetivos son ciertos y están bien reflejados) donde lo fantástico forma parte de lo cotidiano proporcionando una reflexión sobre la soledad, el amor y la muerte» (‘El blog de Hildy Johnson’). (+)